Mural en Quebrada Chacaíto - Guaraira Repano en Murales
Ciudades verdes = menos calor
Aceras y Brocales
Es un hecho indiscutible: ha aumentado y sigue aumentando la temperatura en nuestros centros habitados. No vamos a repetir lo que todos saben y miden por experiencia. Las causas son conocidas de sobra: urbanización sin planificación ni control produce mayor calor. Pero ahora se agrega otro factor importante y determinante: el cambio climático. El cambio para peor que nos encasquetan los muy civilizados países "industrializados y desarrollados". Gracias a ellos, y a los países "emergentes" que los imitan ciegamente, el calor va a seguir subiendo.
Las estadísticas hablan claro, y el gobierno las tiene. En Caracas, por ejemplo, la temperatura en las últimas décadas ha subido más de cuatro grados. Y va a seguir subiendo sin ninguna duda. Los especialistas han indicado algunos remedios. Entre ellos, el de aprovechar las extraordinarias condiciones del trópico, para llenar de verde, árboles y arbustos, a todas las ciudades, corrigiendo el "efecto cemento" y a la vez procurando renovar, civilizar y embellecer, calles, avenidas, plazas, balcones, techos y fachadas.
En China han hecho la experiencia en uno de los llamados "hornos" urbanos, ciudades de millones de habitantes, como es normal en aquel monstruo de país. Sembrando árboles simultáneamente, por decreto, cada seis metros en todas las direcciones posibles, en todos los espacios libres, una capa vegetal universal y homogénea ha rebajado notablemente la temperatura. Una medida sencilla y relativamente fácil de aplicar, sobre todo si se cuenta con la colaboración de la población. El socialismo que buscamos debería facilitarnos las cosas en esto también.
¿Por qué no decretar, este año, una medida semejante para Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Ciudad Guayana, en los grandes, medianos y pequeños núcleos urbanos: verde total, un techo de sombra para todos, volver más amable nuestras ciudades hostiles e ineficientes? El compañero Alí Rodríguez debe saber muy bien lo que ello podría significar: frente a la crisis energética, reducir el calor ambiental significa reducir el gasto energético global.
Una ecuación perfecta. ¿Qué esperamos para diseñar un plan gigantesco, que abarque todo el país, una cruzada a favor de la sombra bienhechora para nuestras calles y nuestros edificios? ¿Cuánto puede costar? Si a ello agregamos unas medidas muy deseables para que nuestros arquitectos entiendan por fin, la necesidad de proteger del calor nuestras moradas, en lugar de lucirse con necias fachadas acristaladas, ya podríamos hablar de un efecto altamente positivo para el país. Podría ser otra idea excelente para celebrar el Bicentenario. ¡Venezuela verde!
Alejandro López
Alfredo Roffé
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