Ilustración: Seena Nayeri El poder es una nebulosa embriagante; enajena a quienes lo ansian a ultranza; ridiculiza a quienes no lo merecen; embrutece a quienes no están preparados para ejercerlo; enloquece a los ingénuos; entorpece a los envanecidos; transforma a los inseguros; metamorfosea a los ignorantes; infla a los políticos y se convierte en el escudo de la estupidez y del oportunismo, en cabeza de todo aquel que pretende hacer el salto del anonimato a la fama, sin pasar por los tamices de la humildad, del sacrificio, de la preparación y de la disciplina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario