Somos ladrillos de una casa por hacer esa identidad memoria colectiva y tarea compartida viene de la historia, la historia viva la hacen las culturas no las razas, el tiempo presente no repite el pasado lo contiene…
Quiero comenzar con este fragmento del poeta uruguayo Eduardo Galeano, tiene que ver con el asentamiento de las culturas en nuestra América, también nos remite a la identidad como parte de nuestra memoria histórica de las diferentes etnias, los que estamos aquí somos descendientes o herederos de esas culturas que germinaron de diferentes lados de la tierra, venimos de familias que fueron pueblos y después ciudades y más adelante naciones y estas un mundo, quienes estamos aquí somos representantes de las culturas andinas, somos timoto-cuicas habitantes de estos hermosos parajes donde se levanto la tierra para encontrarse con el mar, sin las montañas los andinos no conoceríamos el mar, como timoto-cuicas deberíamos de saber que por otros aborígenes fuimos reconocidos por las grandes habilidades en la siembra, por el majestuoso tejido en algodón, por la gran capacidad de esculpir la piedra y construir con ella grandes edificaciones habitacionales, además comerciantes pero sobre todo guerreros, guerreros que al paso del tiempo mantenemos ese espíritu de desarrollo que nos va enmendando la vida.
Cada etnia de cada pueblo, de cada ciudad y de cada nación emergió de la necesidad de un individuo o individua que quiso colectivizar sus esfuerzos con otros individuos e individuas para construir una vivienda y sembrar mañoco y milpa y criar animales y cazarlos para alimentarse, inventar el fuego y allí multiplicarse y vivir con su familia y con otras familias, por supuesto en otras viviendas que harían de ese lugar una comunidad que después sería una ciudad perteneciente a una nación y ésta unida de otras naciones por los ríos, mares y fronteras que conforman el mundo.
Esta comunidad o más bien tribu con 60 años de historia y 52 de su fundación llamada barrio A Juro, nació de la necesidad de vivienda de individuos e individuas de diferentes parroquias y pueblos andinos que vinieron aquí en busca de una vida más apacible.
A partir de aquí comienza una especie de lucha medieval por las características como se dieron las cosas, por las noches la gente levantaba sus ranchos y en el día las autoridades del pueblo las derribaban, esto después se convirtió en una victoria para los supuestos invasores, digo esto porque a alguien que toma una tierra baldía no se le puede llamar invasor, más que invasor, diría yo ocupante. En el año 58 este grupo de personas ocupantes que venían de las diferentes latitudes del estado se convierte en un gran movimiento vecinal y en su perseverancia, comienzan a levantar paredes y techos sin importarles las medidas represivas del nuevo gobierno.
Cada problema en la búsqueda de resolverse trae buenaventura, la organización de nuestros pueblos viene de colectivizar situaciones de riesgo en la convivencia y darles solución para seguir avanzando, a esto se le suman otras necesidades las de poner en común las características culturales de los que no son de la misma etnia, el arte culinario, los remedios caseros, la forma de vestir, las creaciones artísticas y sus formas de comunicación.
En esta parte del discurso quiero dar un reconocimiento a los creadores y creadoras a las parteras a los curanderos y curanderas, a los líderes en el trabajo social, cultural político y religioso, hombres y mujeres que estuvieron al comienzo de esta gran batalla, a todos aquellos y aquellas que han sido sembrados y sembradas en la madre tierra. y un homenaje también para los que siguen floreciendo y aportando conocimiento y que siempre han sido patrimonios de nuestra humanidad,
Reinaldo Villegas sembrado, Lucio Araujo sembrado, Ramírez Plaza, sembrado, Jogle García y familia Floreciendo, Emeteria Torres, Floreciendo, Felicita Terán ( mi madre) , Floreciendo, Rafael Rojo, Floreciendo, monseñor Felix Serrano, sembrado, Ángel Ramírez Plaza, floreciendo, Arnoldo Villegas, Floreciendo, María Eugenia García Floreciendo, Carmelo Duarte, Floreciendo. Chopolo Sembrado, Roberto Ramírez floreciendo, Segundo Leal, floreciendo, Luis Leal, floreciendo, Freddy Leal Floreciendo. Mireya Antequera Floreciendo, Jesús Blanco, Floreciendo.
A estos personajes y a muchos anónimos en mi mente les ha tocado ser estrellas en el cielo oscuro, nuestro barrio lamentablemente ha tenido que enfrentar muchísimos problemas con la delincuencia juvenil y el alcoholismo pero la actividad cultural, religiosa y deportiva permitió ir depurando este flagelo, gente mágica fundadores de los grupos Revelación 74, Jesús Obrero, Grupo Caretas, Trío de la Risa, Venezuela Libre, Álvaro Viloria, Fabricio Ojeda, El Tinajero, Abrebrecha, Renovación Juvenil, Rescate Juvenil, Danzas ensueños de una niña, Danzas Marledysmar, Casa de la Cultura, Federación de Centros Culturales, el Milagro Futbol Club, y otros seguirán siendo armas de ataque contra la malas Jornadas, es necesario seguir apoyando sin mezquindad a todas nuestras agrupaciones, se que estas cosas se hacen por amor, con el proceso cultural nos hicimos ricos en valores morales y espirituales, nos hicimos ricos en amistad y compartencia, evitamos que a muchos de nuestros jóvenes el polvo blanco y el tino de las balas les pudriera la cabeza, muchos de esos muchachos y muchachas que formaron parte de estas agrupaciones ahora son grandes profesionales trabajadores y trabajadoras de nuestra Patria, olvidaron alguna vez que esta comunidad estuvo manchada de rojo en los Mapas del estado y siguieron adelante, lo que nunca olvidaron es que su niñez sigue estando en la esquina de Ramón Valecillos, en el cerro que caminaron para ir a venerar la santísima Cruz en tiempos de semana santa, en el río contaminado donde sorbieron los mejores sancochos, donde se dieron un chapuzón y vieron ahogarse a algunos conocidos, en el primer beso que les dieron bajo los faroles quemados de la placita de la iglesia Jesús Obrero, en la primera película a blanco y negro de Tarzan que vieron en el cine construido en latas detrás de la casilla Policial y por supuesto jamás olvidaron que siguen siendo parte de esta etnia que vino a multiplicarse y vivir con su familia y con otras familias, por supuesto en otras viviendas que harían de ese lugar una comunidad que después sería una ciudad perteneciente a una nación y ésta unida de otras naciones por los ríos, mares y fronteras que conforman el mundo.
Para ser comunidad debemos colectivizar nuestros sueños, porque en ellos está plasmada la esperanza de construir con nuestros vecinos y vecinas el mundo que queremos, para ser comunidad hay que sociabilizar el esfuerzo y el hambre, la ternura y la rabia, la bondad y la vergüenza y en la lucha la victoria y la derrota, para ser comunidad hay que tender nuestras manos y levantar a los caídos, para ser comunidad es necesario entender que la mentira no nos ayuda y nos hace cada día más pequeños.
Seamos comunidad comunicando nuestras grandes ideas, siendo fieles a nuestros principios sin politiquería barata, intentemos acabar con la desigualdad y pongámonos a la orden de acabar con la pobreza creada por el hombre, de nuestra honradez depende el podamos seguir formando seres iguales o mejores a nosotros, con mentes capaces de cambiar el mundo a nuestro favor, cerremos los ojos por un momento y pensemos que todo es realmente justo; pero no, la injusticia también forma parte de nuestra vida. Es esa injusticia la que nos entristece, la que en la guerra mata a niños y niñas inocentes sin vergüenza, la que oprime a los que piensan diferentes, la que protege a los corruptos sin razón, la que reposa en las cárceles, en los que han sido juzgados o juzgadas por conveniencia, la que maltrata y viola tus derechos, la que se burla de tu humilde valentía, la que malgasta y te dispara por la espalda, la que nos hace llorar de la impotencia y nos obliga a juntarnos mucho mas.
Me uní a esta etnia desde muy pequeño, este espacio llamado el Milagro me permitió ver esa pobreza inventada por el hombre amparada por la alegría, con otros niños y niñas nos inspiramos a vivir bajo la guía de las agrupaciones de base, hicimos un gran esfuerzo por ser representantes de este sector, demostramos que podíamos vivir sin los vicios que nos unen a la muerte y descubrimos que mas allá de esto existía el futuro.
Aun no nos cansamos, ni los ancianos ni los que seguimos a la zaga, todavía tenemos fuerza para seguir luchando por esa libertad que se esconde detrás de la ignorancia y si fundimos nuestros pensamientos realmente revolucionarios por nuestros pueblos, tendremos cada dia una nueva patria.
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