viernes, 22 de mayo de 2009

Extractos del Discurso de Aristides Bastidas ante la UNESCO


No se puede explicar que un servicio público tan importante como es el de los medios de comunicación social, que están llamados a incidir en la forja de las presentes y de las futuras generaciones, que están llamados a cumplir un rol fundamental en la educación de los pueblos, no se puede concebir que esos medios estén en manos de gente que con ellos no busca sino puras finalidades mercantiles, puros dividendos egoístas, puras formas de engrosar sus opulentas riquezas. Esto requiere porque sí una observación de fondo y una modificación substancial, porque no se pueden invocar la libertad de prensa, la libertad de pensamiento y la libertad de información para justificar la frecuencia con que en los espacios más sobresalientes de la prensa, la radio, la televisión y el cine se divulguen las cosas que expresan la desgracia humana, los robos, los estupros, los crímenes y las violaciones, mientras se colocan en segundo lugar tanto los hechos de los grandes pensadores como la significación de ellos como ejemplos señeros de lo que debe ser el hombre. Esta prevalencía de lo transitorio y de lo grotesco por encima de lo noble y de lo elevado, que es el hombre, me ha hecho pensar muchas veces que el periodismo, que los medios de comunicación, están en una edad paleolítica y no precisamente la edad de la piedra pulida, sino en la edad del paleolítico inferior; y que llegará algún momento de la historia de la humanidad, en que 1os periodistas se avergonzarán de que hubiera habido una época, en que se daba referencia a las cosas más monstruosas del ser humano en nombre del sensacionalismo y en nombre de la libertad de comercio.


Pienso que es hora de que haya una concepción más noble, más hidalga y más alta de lo que es el quehacer de la ciencia. No es posible que se esté utilizando a la ciencia con el objeto de fabricar los más monstruosos artefactos bélicos y que en la actualidad las potencias dispongan de aparatos con suficiente energía, para destruir este planeta y algunos otros del sistema solar, mientras tenemos que quejarnos de la escasez de energía para las cosas buenas de la existencia humana.


La ciencia tiene que ser reorientada y es necesario imponerle una moral, porque ella carece en si de moral y es necesario imponérsela desde fuera. Es necesario que la ciencia sea ribeteada con los caracteres humanísticos de que tiene que estar acompañada, a fin de que los traficantes de la guerra y la destrucción no la sigan usando para sus nefastos fines. Esto tiene que preocuparnos y esto es un viejo vicio del hombre, esto de utilizar algo tan noble y tan elevado como es el conocimiento para los fines de la ruindad y de la corrupción, para las cosas más contrarias de las que están encerradas en el corazón de los hombres.


Arístides Bastidas

tomado de La Ciencia Amena

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