lunes, 11 de agosto de 2008

El futuro nostálgico de los robots del capital - David Hernández Oduber

ilustración: Jorge González Camarena

I
Los negros jadeantes corren, en medio de la selva africana,
huyen por su vida, luchan por su libertad.
Los mercaderes de esclavos los persiguen.
Se defienden con uñas y dientes.
Ser esclavo será su peor destino…


El portón de la fábrica está lleno, la fila es innumerable.
El nuevo mercader-sindicalero es halagado, rogado …
Exige pago. Se disputan entre ellos a tiros la clientela.
En la ventanilla suplican a la secretaria,
en la puerta al vigilante,
en la oficina a la funcionaria.
Resuena un grito unísono expresado y no dicho: ¡Por favor, esclavícennos!

II
Las fábricas tomadas, Las autoridades apresadas.
Los muebles de la casa son para fortalecer las barricadas,
Las mujeres y sus hijos los arrastran.
Hacia el autogobierno de la Comuna.
Arde Paris. El pueblo avanza desde las barricadas.
Corre la sangre al grito de: "el poder a los obreros".
Centenas de muertos.


"Vamos a la gestión de las empresas por parte de los trabajadores y el Estado".
El gobierno revolucionario llama: "Vamos a los consejos de trabajadores".
El control social de las empresas por parte de las comunas y los trabajadores.
Sólo falta que el pueblo apruebe la reforma constitucional.
Los extrabajadores líderes dicen; "no queremos el poder, queremos el bono, el aumento…"
Liberar el trabajo costó mucha sangre. Continuar esclavos vale un bono.
Las lentejas de Jacob y Esaú son muy actuales.

III
Los artesanos trabajan, aprenden, inventan.
Trasmiten los conocimientos, hacen ciencia.
Así nace la revolución industrial y toda la ciencia y tecnología moderna.
La unidad de la teoría y la práctica permanece en el pueblo.
Saber y hacer son uno. Todavía no se consagra la división del trabajo.

La Academia expropia el conocimiento de los trabajadores, lo sistematiza y enseña.
La expropiación del conocimiento creará enseñantes que nunca practicaron.
Repetidores castrados para la creación de propia tecnología.
El mundo del trabajo se divide entre los que saben y los que hacen.
En la sociedad de la Academia dominante los que saben son menos; pero "son más" que los que hacen y valen más y mandan.
Que difícil es que el aprendizaje desde la práctica productiva sea valorado.
Crear todas las universidades que reproducen automáticamente la Academia son fácilmente legalizables.
A la Universidad Bolivariana de los Trabajadores, la Universidad desde la práctica productiva, se le hace muy difícil lograr su aprobación.
El poder de la pequeña burguesía académica en el Estado es tan brutalmente universal, como la universalidad de la ciencia.

1 comentario:

sandra dijo...

gracias por todos los hermosos mensajes que me has enviado quien eres donde estudias