Del color de la Tierra cuando la sabemos sembrar, cuidar y consentir; del color del agua cuando cuidamos las cuencas y crecemos con los árboles; del color de las guacamayas, que se niegan a morir entre automóviles, violencia y edificios; del color de los angelitos negros de Andrés Eloy Blanco, cuando tomen el poder en la dictadura del Cielo; del color de las mujeres y los hombres, que un 13 de Abril se negaron a que se les despedazara la esperanza; de los que sueñan y trabajan por sus sueños; del color de los crepúsculos que enamoran a los enamorados; del color de Arístides Bastidas, defensor de la ciencia y de la sencillez; del color de los militantes de la vida que se niegan a incorporarse al pillaje y la prebenda; del color de los niños que estudiarán algebra, esa ciencia milenaria árabe, dentro de muchos años, cuando ya nadie se acuerde quién fué Bush; del color los padres que le echan cuentos a sus hijos; del color de las flores que cultivan las abuelas; del color del trabajo colectivo; del color de los que entienden que ser político es servir, y servir para que un día amanezca distinto; del color de los caballos que rondan los potreros, y sobre todo aquel caballo que atravezó Los Andes para liberar pueblos, y de aquel otro que acompañó al Caballero a pelear contra molinos de viento por la justicia y los sueños; del color de América Latina, menospreciada tantos siglos por la avaricia de unos pocos, pero que hoy se levanta con su pueblo, por su pueblo; y es hoy un arcoiris de intentos, un aguacero de miradas, un florecer de esperanza.
Felipe García
Tiempos de esperanza
Tiempos de esperanza
2 comentarios:
qué dibujos más preciosos hacés. Me impactan. Una belleza.
gracias felipe por brindarnos la oportunidad de acariciar el alma con tus escritos y la poesia de de tus dibujos ...un abrazo amigo
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